lunes, abril 11, 2005

Cigüeñas asesinas

El fin de semana nos fuimos Celia, Jose Antonio, Óscar y yo a la sierra norte de Sevilla, con el objetivo de pasar un sano fin de semana y hacer senderismo y tal.


Nos alojamos en un hotel de ** que estaba muy bien... decorado con un gusto... no muy de allí la verdad... todo muy cuidado... candelabros forrados de terciopelo rojo con collares colgando... música francesa de los años 20 (que tortura, el mismo disco sonando to el fin de semana)... pero mis sospechas se incrementaron nada más conocer a las dos dueñas del hotel... aquí huele a bollo!!!.


Una de ellas era pintora, Julia, y nos estuvo echando una larga charla de la cual yo al poco rato me puse en standby con piloto automático de sonrisa. Pero cuando llegó a la parte de que el color de las plantas era igual que el verde de las plantas en Okinawa o Nagasaki, me falló el piloto automático y menos mal que se me cayó la llave al suelo, así evité reirme en su cara.


Después de dejar las cosas nos dispusimos a hacer una ruta andando... el problema es que no encontabamos la ruta. Cuando encontramos el camino... una de dos... o no era el camino o por ese camino no pasaba nadie desde hace tiempo, porque nos encontramos con una selva tan impenetrable que no había manera de avanzar. Y claro, como que no nos habíamos traido machete.


Al final nos hartamos de andar y trotar como las cabras, que de eso se trataba. También disfrutamos de la comida, que allí estaba todo rico.


Por la noche, después de cenar hicimos un intento de salir por el pueblo. Pero ante las opciones decidimos volver al poco rato. El pueblo durante el día estaba muerto, no había nadie, pero por la noche todo eran niñatos de 12 a 16 años con chandal blanco incorporated... y la verdad es que uno no está preparado para estas nuevas juventudes y las perlas que sueltan por la boca. Menos mal que cada vez hay más inmigrantes, que van a ser ellos los que nos paguen las pensiones el día del mañana.


Este es el momento de mirar para arriba y ver
como una masa viscosa se acerca a tu cara.


Al día siguiente nos fuimos a las cascadas del huesna a hacer otra ruta. Había allí un camping en cuyo aparcamiento había un cartel que decía que sólo podían aparcar allí los que estuvieran en el camping. Nosotros por supuesto aparcamos... total, sólo teníamos que levantar la barrera cuando no estaba el encargado.


Y cuando ya nos íbamos a sacar el coche, teniendo en cuenta nuestra suerte, nos encontramos al encargado justo de frente. Se cabreó un poco pero a nosotros plin!!... o si no, denuncianos!!!... que Celia es abogada. Y si no quieres que se te cuele gente en el camping no abandones tu puesto de trabajo... ni que fueras funcionario!!!.


Volvimos tarde a Sevilla, muy cansados y hechos polvo, pero con la buena noticia que mi amigo Richi ya es padre!!!

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio