domingo, septiembre 17, 2006

Te mancho... guarra!!!

A continuación paso a contar lo acontecido aquel sábado para que conste aquí para la posteridad. Seguramente pasé por alto las advertencias de mi madre cuando de pequeño me decía: "no pegues a extraños"... eso sin duda marcó mi personalidad.

Pero dejémosnos de rodeos... Situación: Cumpleaños de Richi... Lugar: El pais de la mayonesa pringue.
A esto que veo charlar a Juassa y al elemento discordante... llamémosle Sr. Sucesoinesperado. Como soy una persona tímida e inocente, para meterme en conversación con ellos paso a estimularles los pezones mediante el procedimiento de aplicar el vaso frio (de cerveza) en sus susodichos pezones. Lo cual produce a su vez tímidas risas. Los pezones de Juasa (que se apuntan a todo) en seguida se empitonan. Los pezones del Sr. Sucesoinesperado van evolucionando más lentamente.

Pasa el tiempo y parte del grupo se va a una heladería (y con ellos el Sr. Sucesoinesperado) y el resto nos quedamos tomando más cervecitas y hablando del transcendente tema de "tú que planta eres"... todo para explicar la teoría de la amistad... es decir, si eres una planta cuanta agua (o amistad) necesitas. A todo esto dije yo que si fuese un cactus y el Sr. Sucesoinesperado fuese la regadera, me moriría.

Y ahora viene la situación conflictiva... el grupo cervecero nos reunimos en la heladería con los comedores de helados. Y sin venir a cuento y ante mi estupefacción, el Sr. Sucesoinesperado coge parte de su helado y me lo estampa en el pecho. Yo, reaccionando rápidamente cual país lleno de judíos meto los dedos en el helado de Osquita, mi pobresito, y le planto la mano toda llena de helado en la camiseta del Sr. Sucesoinesperado. En ese momento, se me juntan un montón de cosas que tenía ganas de hablar a la espera a que el Sr. Sucesoinesperado me concediese audiencia... meses ha. Y me mosqueo (no por la tontería del helado, sino por otras cosas). Y bueno, aunque el Sr. Sucesoinesperado me pide perdón (aunque sé de alguien que a mi no me perdona), estaba cabreado y el cabreo me duró un par de días.... y al tercer día, como el hijo de la paloma, empecé a reirme y no pude parar.

Todo esto para decir... el tener una amistad desde la infancia implica que se puedan vivir de rentas??? o dicho de otro modo... si soy un cactus y me echan mucha agua en un momento... implica que siga viviendo de esa agua después de más de 20 años???

7 comentarios:

A las 11:42 a. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

A esto le llamo yo, morderse la lengua!!,
¡¡las cuentas claras y el chocolate espeso!!

 
A las 11:38 p. m. , Blogger Alfredo ha dicho...

cualquiera va de cañas con vosotros...

 
A las 11:52 p. m. , Blogger Javiario ha dicho...

Hombre alfredo... aburrirte no te aburres.

 
A las 11:10 a. m. , Blogger luigi ha dicho...

Pues... depende de la amistada, digo yo, y de la cantidad de agua. un aocsa es que te echen agua una vez y pasados veinte años te la vuelvan a echar, cuando uno necesita agua una vez cada dos meses... Y otras que te echen agua cada dos meses cuando uno la necesita una vez cada dos semanas. Son distintas proporciones... pero en cualquier caso, yo me buscaria otra regadera...
Me pone lo de los pezones... jajaja.

 
A las 6:27 p. m. , Blogger mikgel ha dicho...

¿y no será que le dan miedo tus espinas y por eso no te riega?

 
A las 12:38 a. m. , Blogger Javiario ha dicho...

Mikgel... XDDDDDDDD... mamón!!
Vamos... ni que fuera un pez!!!

A modo de libro de instrucciones te diré que tener miedo a mis espinas es una tonterida. Mis espinas son super pacifiquíiiiisimas. Que soy más suave y más dulce que Bambie y Mimosín juntos!!!... Pero si me tengo que defender puedo ser peor que Ana Botellón.

Sábes cual es mi problema??? que concedo muchas, pero muchas oportunidades a la gente... a ver si aprendo!!!

 
A las 7:06 p. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Gracias nene.
Gracias por siete años.
Gracias por estar ahí.
Gracias por ayudarme.
Gracias por dejarme ayudarte.
Gracias por soportarme.
Gracias por reir mis tonterías.
Gracias por tus miradas por las mañanas.
Gracias por tu olor por las noches.
Gracias por aquel paseo por el rio ese 23 de septiembre. Gracias por aquel primer beso.
Gracias por ser. Por estar.

Te quiero.

 

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